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Envejecimiento prematuro y enfermedades neurodegenerativas en el adulto con síndrome de Down

  • 25/08/2019- Leído 82 veces

Hoy se sabe que el par 21 de cromosomas (justo el par que aumenta su número de cromosomas para dar origen al síndrome de Down) aloja el gen que codifica las enzimas oxidativas. Con esta alteración genética, disminuye la capacidad celular antioxidante y aumenta la producción de radicales libres, lo cual ocasiona un envejecimiento prematuro y la aparición temprana de enfermedades neurodegenerativas en las personas con esta condición.

Por lo tanto, el deterioro cognitivo precoz, la depresión, la mayor susceptibilidad a ciertas enfermedades mentales y diversas disfunciones en general son algunos de los síntomas geriátricos que hay que observar y atender oportunamente en el caso de la población con síndrome de Down. 

Hay estimaciones que sugieren que entre el 25-30% de las personas con esta condición genética mayores de 35 años presentan algunos signos y síntomas de tipo Alzheimer y demencia, y que este porcentaje aumenta con la edad. Hacia los 50 años, se habla de un 45% de casos y se calcula que la enfermedad de Alzheimer en este grupo poblacional es de 3 a 5 veces mayor que la de la población general. 

Las enfermedades psiquiátricas propias de la vejez prematura en los adultos nacidos con el síndrome pueden tener diferentes características. Además del Alzheimer, puede aparecer depresión, trastornos de conducta e incluso cuadros psicóticos. Todo este riesgo exige un diagnóstico diferencial por parte de los médicos especialistas, pues cada caso requiere de un abordaje y tratamiento particular. En general, debe descartarse primero la base orgánica de cada trastorno para luego acercarse a una terapia farmacológica y conductual apropiada.

De cualquier manera, la recomendación principal para quienes viven o forman parte del entorno cercano de las personas con síndrome de Down, independientemente de su edad, es observar de manera permanente si hay variaciones significativas en sus reacciones y estados de ánimo (episodios de tristeza, ansiedad, manías u obsesiones, etc.), supervisar sus procesos de memoria, de aprendizaje, de expresión verbal, desorientación espacial, empeoramiento de su productividad, de su motricidad y de sus habilidades generales de independencia y autocuidado.

Para todo ello es importante contar con la orientación multidisciplinaria y los chequeos médicos necesarios por parte de un neurólogo y de otros especialistas como psiquiatras y geriatras, a fin de detectar oportunamente cualquier trastorno y buscar las soluciones más favorables.

No olvidemos que la forma como un joven con síndrome de Down se hace adulto y envejece estará relacionada de manera muy directa con su historia médica, sus cuidados y sus hábitos.  He aquí algunos de los factores que contribuyen a un desarrollo más sano: definir y cumplir con los controles médicos, hacer ejercicio físico, procurar la mayor autonomía posible, mantener una vida laboral y social activa, tener relaciones sentimentales y pertenecer a una familia nutritiva y bien informada, entre otros. 

La invitación es a conformar una red de soporte familiar junto a médicos, profesionales, cuidadores, educadores, amigos e incluso parejas, convirtiéndonos en los mejores gestores de su salud integral para ayudarles a transitar un camino hacia la adultez y el envejecimiento más pleno y saludable. 

Fuente: Texto basado en la publicación “Cuando la persona con síndrome de Down se va haciendo mayor: Información para familias y cuidadores”, de Fundadown Venezuela.


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