Cuidando al cuidador mientras estamos en casa
El
miércoles 01 de julio realizamos con gran éxito nuestro segundo forochat vía
whatsapp en el marco de nuestro programa “Escuela
para familias a distancia”, gratuito para los participantes gracias al
apoyo de nuestros colaboradores y aliados.
En
esta oportunidad, abordamos el tema “Cuidando
al cuidador: Ideas para preservar la
salud, mientras compartimos la vida con un familiar con síndrome de Down”, tópico
que escogimos debido a que, ante la pandemia, los cuidadores (ya sean madres,
padres u otros familiares) de personas con esta condición genética enfrentan
desafíos aún mayores, dado que es una población de alto riesgo debido a sus
características.
Contamos
con la magister Scientiarum en
Psicología del Desarrollo Humano, Irene
Ladrón de Guevara, quien con su amplia experiencia en áreas como manejo de crisis, ansiedad y
estrés, protección emocional, mejoramiento del clima familiar y adaptación a
transiciones, explicó en qué consiste el llamado síndrome del Cuidador y
algunas claves para identificarlo y prevenirlo con el fin de garantizarnos
bienestar en la dinámica de nuestras familias.
Para
ofrecer una atención más personalizada, limitamos el cupo a 25 participantes,
en su mayoría residentes del interior del país y una familia de España, quienes
al finalizar la presentación compartieron sus experiencias e inquietudes en una
sesión de preguntas y respuestas. Como complemento a la actividad, les
obsequiamos la publicación homónima de nuestra Colección.
¿POR QUÉ HABLAR DE ESTE TEMA?: LA IMPORTANCIA DE MIRARNOS
Ante
la llegada de un bebé con síndrome de Down, los padres y familiares atraviesan
etapas emocionales que pueden ir desde la negación, hasta la culpa y agresión,
sentimientos que resultan “normales” en este primer período. Durante este
tiempo, alguno de los familiares suele asumir el rol de cuidador principal,
generalmente una persona de gran empatía y con más recursos emocionales para
solucionar problemas. Con el tiempo, los padres se van abriendo al diálogo con
familiares y profesionales, se hacen más conscientes de los ajustes y demandas
de la situación, van adaptándose y compartiendo
tareas. Pero todo ello implica un sobre-esfuerzo para cumplir con todos los
controles y actividades recomendadas, llegando a sentirse agotados e incluso
tristes durante estos meses y primeros
años. Cada etapa del desarrollo del hijo conlleva nuevos retos y son transiciones que suelen volverse muy
emocionales, generando dudas y conflictos sobre cómo actuar frente a esos
cambios y plantearse “quién será el mejor cuidador”. De esta manera, aunque el
70% de las familias logran adaptarse con éxito, la salud del cuidador puede ser
como una montaña rusa, donde se cuestionan sus propias capacidades, se
enferman, explotan en ocasiones y se sienten culpables. El primer paso,
entonces, es preguntarse: “¿He sentido algo de todo esto?
¿QUÉ ES EL SÍNDROME DEL CUIDADOR?
Es un trastorno caracterizado por un agotamiento físico y psíquico que
presenta el cuidador principal de una persona con necesidades especiales y se
produce por un estado de estrés sostenido en la rutina diaria de cuidados y
atención. Incluye una serie de síntomas físicos, psicológicos y sociales. Los
físicos incluyen: Cansancio crónico, dolores de cabeza y articulares,
palpitaciones, problemas digestivos, de la piel y del cabello, entre otros.
Entre
los síntomas psicológicos se encuentran: Tristeza o depresión, trastornos del
sueño, ansiedad y preocupación excesiva, irritabilidad, pérdida de energía y de
la memoria, consumo excesivo de sustancias, etc. En cuanto a los síntomas sociales
se pueden mencionar: la pérdida de funciones laborales, del tiempo libre y de
las relaciones, soledad y aislamiento, entre otros.
En
nuestra experiencia como organización, recibimos reportes de familiares que
manifiestan varios de estos indicadores. En algunos casos las familias sufren
cambios estructurales, las parejas se separan o se distancian, los cuidadores
nos expresan sus miedos ante la pérdida paulatina de su independencia, de su
autocuidado y de un proyecto de vida propio, volviéndose progresivamente más
pesimistas. La existencia de varios de estos signos es un alerta para identificar
si estamos en presencia del síndrome del Cuidador.
VARIABLES QUE INCIDEN EN EL DESARROLLO DEL SÍNDROME:
El
síndrome del Cuidador o sus síntomas asociados no siempre se desarrollan; puede
ser frecuente pero no es una fórmula fija. Su aparición depende de algunas
variables, tales como: Las condiciones de nacimiento y salud del bebé, personalidad
del cuidador (forma de afrontar dificultades, niveles de ansiedad, etc.), salud
del cuidador (sus hábitos saludables son factores protectores ante el síndrome),
género del cuidador (las mujeres suelen asumir más tareas y, por tanto, a manifestar más síntomas) , nivel de
dependencia del paciente (los primeros años de vida y las etapas de transición
en el desarrollo son más demandantes) y el vínculo entre el cuidador y el
paciente (a mayor vínculo menor sensación de sobrecarga emocional). Está
demostrado que también influye mucho el grado de conocimiento que la familia
tenga acerca del síndrome y de allí la importancia de programas como la
“Escuela para Familias” y sus actividades.
CONSEJOS QUE FUNCIONAN:
Entre
ellos podemos mencionar:
1.
Reflexionar y aceptar que estamos en un proceso
de desajustes, e informarse sobre el síndrome de Down y sus pronósticos para
anticiparnos, organizar los cuidados y reducir la incertidumbre.
2.
También
es útil diseñar rutinas y técnicas
para una mejor atención de nuestro familiar (con el apoyo de especialistas), aprender
a repartir y delegar tareas en amigos y
familiares, procurarse tiempos y espacios (es fundamental entender que los
cuidadores tienen derecho a una vida propia, compartiendo con amigos, entrando
en contacto con hobbies y actividades agradables, etc.), hacer ejercicio
regularmente y aprender a “escucharse” para recuperar los proyectos e ilusiones
propias.
3.
Asimismo,
funciona el fomentar la autonomía de
nuestro familiar con síndrome de Down y confiar en sus capacidades y
habilidades para la vida, tener un “plan B” y alternativas en caso de
circunstancias imprevistas para sentirnos más tranquilos.
4.
Finalmente,
mantenerse positivos a pesar de los
retos, porque nuestros familiares e hijos “nos leen”…la calma y el buen ánimo
volverán si nos lo proponemos. Pero en los casos en que nos sintamos
desbordados y esa mirada positiva no sea posible lo mejor
es buscar ayuda profesional.
A
todos los que nos acompañaron en esta actividad queremos extenderles nuestro
agradecimiento en nombre de todo el equipo de Fundadown Venezuela y de nuestra
facilitadora, la psicólogo Irene Ladrón de Guevara.
EQUIPO FUNDADOWN