En un artículo anterior explicamos la importancia de la estimulación multisensorial como uno de los objetivos principales de la terapia ocupacional en los niños de 0 a 6 años de edad.  Ahora, compartiremos algunas estrategias vinculadas con otro objetivo primordial: el desarrollo psicomotor.

Las secuencias del desarrollo motor

Es común que muchos padres muestren una gran ansiedad en cuanto a que su hij@ manifieste o no (sobre todo en sus primeros años de vida) las conductas psicomotoras esperadas acordes a su edad. Para abordar este tema, adecuadamente, es fundamental comprender primero que, desde la terapia ocupacional, estas conductas motoras se desarrollan en “secuencias de control postural”.

Aclaremos un poco más: los bebés inician su desarrollo motor acostados boca arriba, progresivamente van aprendiendo a llevar sus manos al medio del pecho, a mantener la cabeza y el cuerpo erguidos, para luego sentarse, adquirir posturas de pre-gateo y gateo apoyados en cuatro puntos, después ponerse de rodillas, levantarse y finalmente iniciar la marcha.

Es importante que los padres de los niños con síndrome de Down, así como de aquellos sin la condición, conozcan este “orden” para que las secuencias se vayan generando con normalidad y de forma apropiada. Por ejemplo, si tu niñ@ no camina según lo esperado es probable que alguna fase anterior, como el gateo, no se haya desarrollado adecuadamente en su momento. Y es allí donde el terapeuta ocupacional irá trabajando desde su experticia, y  de forma conjunta con los padres, para lograr los avances deseados.

En las sesiones de terapia ocupacional, el especialista realizará, siempre de manera personalizada y ajustada a los requerimientos particulares de cada niño o bebé, una serie de ejercicios, ya sea de movimientos de cabeza (control cefálico), posturas de defensa anteriores, laterales y posteriores (una vez que ya es capaz de sentarse) y muchas otras estrategias pertinentes según el caso, las cuales deberán ser reforzadas con los padres en casa.

Todo esto, a su vez, se relaciona y debe ir de la mano con la estimulación multisensorial que mencionamos en un artículo anterior, ya que conductas motoras, como puede ser el caminar, requieren que el niño haya desarrollado destrezas visuales (por ejemplo, para ver hacia dónde se dirige) y auditivas (para coordinar hacia dónde se mueve atendiendo a los sonidos).

Algunos consejos para aplicar en casa

1. En cuanto a dónde estimular el desarrollo motor, es recomendable utilizar el suelo, porque es una superficie estable, que genera más seguridad, confort y más libertad de movimiento en comparación, por ejemplo, a un corral.
2. Al estimularlo, practique colocar al niño o bebé en diversas posiciones y planos: boca arriba, de lado, boca abajo, etc.  para activar diferentes fuerzas, destrezas y grupos musculares (por supuesto, bajo la orientación del terapeuta ocupacional).
   
3. Debe tenerse en cuenta que las indicaciones iniciales del desarrollo piscomotor las da el pediatra, quien tiene el conocimiento para identificar aquellas conductas que no están acordes a lo esperado según su edad, características y condición.
   
4. Recordemos siempre que se trata de un trabajo colaborativo que incluye a los padres de manera fundamental, a los terapeutas, pediatras y otros especialistas y profesionales de la salud para, juntos, lograr resultados más contundentes.
   

Próximamente abordaremos otros aspectos importantes relacionados con la motricidad gruesa y  motricidad fina durante la primera infancia.