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Actividad física y síndrome de Down

Diversos estudios han puesto en evidencia que la población con síndrome de Down con bajos niveles de actividad física va mostrando manifestaciones clínicas muy variadas que comprometen su calidad de vida: debilidad muscular e hipotonía general, menor capacidad cardiovascular, falta de motivación, obesidad y diabetes. Revertir esta tendencia es posible y, además, la fórmula es bastante sencilla. Una de las maneras más accesibles para influir positivamente en el estado de salud de las personas con síndrome de Down es animarlos y apoyarlos en la práctica sistemática de algún tipo de ejercicio físico o deporte. Sus beneficios son tan claros que, para muchos expertos, es más que una simple recomendación: el ejercicio físico llega a ser una prescripción médica que se receta para mejorar el estado de salud y la condición física general pero, sobre todo, para reducir el riesgo futuro de padecer determinadas enfermedades y mejorar la expectativa de vida. Una prescripción muy poderosa. Esta publicación es una invitación a que nuestras familias propicien una vida más activa y, con el tiempo, nos hagan sus reportes. Les esperamos.

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